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sábado, 23 de octubre de 2010

Mundial de baloncesto.

La cagamos. No se puede decir otra cosa. Íbamos crecidos y nos las dieron todas en el mismo lado. Pero lo peor no fue eso. Lo peor fue que, después de cada golpe, nos levantábamos y nos volvíamos a poner igual. De nada sirve que se juegue una serie de amistosos pensando que la preparación se basaba en el partido con Estados Unidos en vez de en un campeonato. Y como se jugó bien con el campeón olímpico, se creía que todo estaba hecho. Y llegó Francia. Una Francia que, de diez partidos, dos perderían en la prórroga pero los otros ocho lo harían por una diferencia de 8 a 15 puntos. Lo malo es que, como en el Eurobasket, la selección siguió mal, a diferencia de la de fútbol. Y acabó mal. ¿Culpables? Muchos. Primero, el entrenador que iba se sobrado. El Eurobasket lo ganaron los jugadores igual que la final olímpica la alcanzaron pasando de Aíto. Luego, los jugadores porque no hicieron ver al entrenador lo que ellos quieren. Por supuesto, la prensa que no hablaba más que del partido ante Estados Unidos. Y, para terminar, los aficionados, que nos creímos todo lo que nos dijeron.

Mundial de fútbol

Hacía mucho tiempo que no escribía nada y creo que ya es hora de que vuelva por mis fueros. Y como hay mucho de lo que hablar, iremos por partes.
Lo primero es hablar del Mundial de fútbol, eso que ahora le han dado por llamar Copa Mundial de la FIFA. Todo el mundo sabe como juega España. Y como todos sabemos eso, también sabemos como nos van a jugar. Por eso, me pareció bien que los rivales que se buscaron para los amistosos fueran parecidos a lo que nos íbamos a encontrar en la primera fase. Pero, a pesar de eso, nos dimos de morros con los dos primeros rivales. Vamos a tener equipos que se cierran muy atrás. Pero, a diferencia de lo que pasaba hace años, estos equipos tienen un buen pasador en medio campo y dos puntas muy rápidos. Eso, unido a que los equipos como España que tienen la defensa muy adelantada, significa un peligro. Que conste que no estoy en contra del fútbol de toque. Es más, me encanta que un equipo sepa jugar el balón. Eso sí, lo que no me gusta es la velocidad a la que se mueve el balón. Si se toca despacio y por el centro, se hace muy fácil que el otro equipo ocupe sus posiciones defensivas. A veces echo de menos un pase rápido a la banda para que se de un buen centro al área. Salvo el partido de Polonia, en los otros dos no se supo jugar. Contra Suiza, no se supo jugar, aunque el resultado fue el peor posible. Con Chile y con Honduras se tuvieron problemas y lagunas. Demasiadas para una selección que se apunta a la lista de posibles campeonas. Eso sí. A pesar de no mejorar mucho el juego, se cambió el chip en el momento oportuno. Y tirando de oficio, se fueron ganando partidos y se tuvo fe para seguir. La misma fe que nos ha faltado otras veces. Claro, que esa fe viene muchas veces por los comentarios de los periodistas. Y eso que después de lo de Suiza, tampoco hicieron mucho bien, quitando hierro al asunto. España nunca puede perder con Suiza. Ni aunque expulsen a medio equipo. Y si se pierde, se critica lo que se tenga que criticar y se alaba lo que se tenga que alabar. Pero daba pena, por ejemplo, oir a Paco González (bueno, más pena de lo habitual) o a los desplazados de varios medios, al día siguiente.
Al final, ¿con qué se queda uno? Pues con que somos campeones del mundo.
Viva España.