Premios 20Blogs

lunes, 11 de julio de 2011

365 días.

Quién nos lo iba a decir hace 390 días. Somos como somos. Favoritos antes de empezar a rodar el balón y, a la primera que viene el bofetón, ya no somos nada. Pero esta selección de fútbol, al igual que la de baloncesto, ha cambiado algo en el chip. Saben competir. Esa es la razón por la que, tanto unos como los otros, son campones de Europa y del Mundo. Y tener buenos jugadores que saben sacrificarse por el bien común. Eso también es importante. Y hacer equipo. Y aquí estamos hoy. 11 de julio, celebrando que hace un año exacto, Joseph Blatter le entregaba a Iker Casillas la copa que acreditaba a España como campeona del Mundo de fútbol. Y este hecho ha eclipsado la primera victoria de Fernando Alonso en el mundial de Fórmula 1 (con ayuda inestimable de los mencánicos de Red Bull y de Lewis Hamilton) o la clasificación del equipo de Copa Davis venciendo, por primera vez a EEUU en su propia casa, con una pista desfavorable y sin Rafael Nadal. El problema es que nos estamos acostumbrando a que los españoles nos den alegrías deportivas. Ya sólo falta Contador en el Tour. Si lo hace bien, é tendrá la suerte de que la resaca del aniversario del Mundial ya se habrá pasado.

lunes, 7 de febrero de 2011

Más de lo mismo.

Hace dos años el debate estaba entre Robben y Messi. Ahora que del holandés se acuerda uno menos que de Chanquete, su puesto en la otra punta de la compración lo ha ocupado Ronaldo. La respuesta sigue siendo la misma: Messi. Pero ahora esa diferencia es mucho más clara. Messi sigue jugando igual en el Barcelona porque siguen todos los que le hacen jugar (Xavi e Iniesta) a los que se les ha unido Busquets. Pero mientras las cabalgadas de Robben en su lucha contra el mundo era porque nadie le seguía, en el caso del protugués es porque no quiere que nadie le siga. Está claro que es un jugador fuera de serie, con una clase espectacular y con un montón de recursos (hizo una nueva versión de la espaldinha el domingo contra la Real). Ilimintados diría yo. Pero tiene un problema. Eso problema se llama Cristiano y se apellida Ronaldo. Efectivamente, el problema es él mismo. Está muy bien ser un competidor y no rendirse nunca. Pero lo que no se puede hacer es querer ser mejor que los demás por definición. Si hay uno mejor que tú, mira, aprende e intenta superarlo. Pero en un deporte de equipo, si lo quieres hacer todo tú, mal vas. El primer gol que marcó el domingo lo hizo en su quinto disparo. Benzema no tira cinco veces a puerta ni en los entrenamientos. Ronaldo está obsesionado. Pero no con Messi. Lo está con él mismo. No se si es complejo de querer ser más de lo que es. Aunque creo que también en parte es culpa de la gente que le rodea, de la prensa, del club, de la afición. Es como si la gente no quisiera que alguien del Barcelona (y criado en su cantera aunque sea argentino) sea el hombre record.
No se pueden comparar ya que, para mí, son jugadores diferentes. Messi es más conductor y eléctrico, capaz de llevar el balón pegado al pie y la trata con suavidad. Ronaldo es una potencia física que no sabe conducir el balón. Lo lleva hacia adelante. Y luego le golpea. Violentamente. Es todo fuerza. Lo único que creo que tienen en común es que ambos son ganadores. Y es un lujo tenerlos a los dos en casa.