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jueves, 25 de mayo de 2017

La dualidad.

La Liga ha terminado por lo que empieza la época de anuncios de salidas, de llegadas y, lo más habitual, lo rumores. También, una de las cosas que más se busca, al menos en España, es que los equipos del segundo vagón tengan la plantilla suficiente para hacer frente a los dos grandes. Pero, por otro lado, todos saben de buena tinta que los mejores jugadores de cada club e, incluso, los que han tenido una buena temporada, quieren ir al Madrid o Barcelona. Y para corroborarlo, rebuscan en lo más profundo algo para ello. Algún amigo tenía una camiseta de uno o de otro y él se acercaba mucho. O que el tener algún objeto con el escudo de alguno significa que eran de ellos o la típica respuesta a la típica pregunta de si jugaría en uno u otro.
Lo malo de ésto es que cada cosa, cada foto, cada palabra, se puede interpretar en función de lo que se quiera. Por ejemplo, Griezmann. Ahora resulta que se va por que le dijo a un periodista en su país que, sobre diez, la posibilidad de ir al Manchester United era de 6. Luego, en otra entrevista dijo que quería ganar títulos y que al equipo le había faltado algo. O sea, que se hablará de la renovación, que ésta será a la baja para que no tenga problema el Manchester o cualquier otro equipo donde se tenga lo que le ha faltado al Atleti y donde pueda ganar títulos. Ahora le recuerda la gente el penalti fallado en la última final de la Copa de Europa. Pero éste no es un artículo para hablar del Principito ni del Atleti, no. Hablo de la falsedad de la mayoría de las noticias que abarrotarán periódicos y noticiarios televisivos y radiofónicos. Como dije antes, todo el mundo lo sabe todo de buena tinta. Marco Reus fichado por el Atlético de Madrid (perdón) según Juan Gato hasta el verano pasado. Levandoski al Madrid porque se quería que Madrid fuera ciudad de paso para Morata. Sí, lo sé. Se habla de todos los equipos pero siempre centrados en los dos de siempre. En rugby, voleibol o hockey no pasan esas cosas porque la gente no sabe ni como se juega ni los equipos que hay en sus ligas. A mí también me pasa aunque hace años conocía algunos porque se televisaban partidos. En baloncesto, como hay jugadores que cambian de equipo una, dos y hasta cuatro veces de equipo, incluso de país, tampoco se da mucha importancia aunque también va todo hacia los dos grandes, aunque en la liga regular no hayan quedado primeros, sobre todo si el Barça pierde el tercer partido de la eliminatoria de cuartos (primera vez en la historia) y el Madrid, tras el pufo (lo llamen como lo llamen ha sido un pufo por ir de crecidos), si ganan la liga. En balonmano, en cambio, todo se centra en ver quien ocupa las plazas desde el segundo ya que el poderío económico del Barcelona (al igual que el baloncesto no tiene presupuesto propio sino que tira del del fútbol) le permite fichar los mejores jugadores que sólo dejan el club cuando pasan los 30.
En fin, no quiero dualidad pero, cuando no la hay, critico a los dos grandes por no estar arriba y a los de abajo por atreverse a subirse, no ya a las barbas sino a lo alto de la cabeza. Nunca mejor dicho.
Así que aquí dejo el artículo. O se lee o no se lee. Aunque no criticaré ninguna de las opciones que se cojan.

sábado, 20 de mayo de 2017

Despedida.

Una persona muy querida me dijo una vez que no es lo mismo un hasta luego que un adiós. Lo primero es cuando la despedida es temporal. No se sabe el tiempo que durará pero se da por hecho que habrá un reencuentro. El adiós es cuando es definitiva.
Mañana se echa el telón al Vicente Calderón. Al Estadio Manzanares. A nuestra casa de los últimos 50 años. Al abandonarlo cuando terminen los actos programados, seguro que a muchos, a todos, nos vendrán a la mente todos y cada uno de esos momentos que vivimos, sufrimos, lloramos, reímos, gritamos, saltamos, cantamos. Porque aunque no entré para quedarme hasta la segunda temporada en el infierno, me sentí dentro. Dentro todos y cada uno de los partidos. Como todos los que hemos visto esos partidos por la tele u oído por la radio. Este año era, es, el último de la historia de nuestro campo. Igual que lo fue del de la calle O'Donnell. O del Metropolitano. El primero.
Por que igual que hubo un último primer partido de Liga, un último primer partido de Copa, un último primer partido de Copa de Europa, también habrá un último último partido de Liga como hubo un último último partido de Copa, un último último partido de Copa de Europa. En éstos está el sabor amargo de no haber pasado las eliminatorias pero con la satisfacción de haber llegado hasta el último partido que podríamos haber jugado en nuestra casa. Semifinales. En aquel, la satisfacción del objetivo cumplido. Así que se echa el cierre. Para siempre. Hasta luego, Templo. Hasta luego, Coliseo. Hasta luego ¿Hasta luego? Si. Su espíritu no se irá nunca. Se mudará con nosotros volviendo a su casa desde su casa.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Atlético de Madrid.

En un principio, al menos directamente, nunca iba a hablar de mi club salvo comentarios sobre la jornada de Liga. Esa idea fue una de las muchas que se pudieron quedar en el camino como tantas otras. Pero hoy si. Muchos dirán que es por lo de ayer. Bueno, eso ha hecho adelantar el artículo aunque sin cambiar el contenido del mismo. El Atlético de Madrid tiene dos fechas marcadas en rojo este mes de mayo. El miércoles 10 y el sábado 20 o el domingo 21. Ambas tienen dos cosas en común. Celebración y rival. Se celebra el último partido de las dos competiciones punteras del mundo: Copa de Europa y Liga. Último partido en el Vicente Calderón. Y también tiene su aquel el rival. El antagonista de la capital el primero y el alma mater el segundo. Días de fiesta. Días alegres. Días tristes. Pase lo que pase. Pero serán así. Más que después del partido de las leyendas. Habrá sentimiento. Pensamientos. Saber que vamos a terminar una historia para empezar otra. Una historia que, en el fondo, no es más que un capítulo. Una historia que empezó a escribirse un 26 de abril de 1903. Y que durante todo este tiempo, esos 113 años, han, hemos, escrito una parte. Momentos en los que tocamos el cielo. Tocar es más que rozar. Momentos en los que bajamos al infierno. Momentos en los que fuimos una montaña rusa. Momentos en que estuvimos contentos. Momentos en los que estuvimos tristes. Momentos en los que estuvimos enfadados. Momentos. Pero todos esos momentos, fueran como fueran, tuvieron algo en común. Todos esos momentos se caracterizaron porque siempre estuvimos orgullosos de nuestros colores. De nuestro equipo. De nuestros jugadores. Por eso, esos días marcados en rojo lo están por ser fiesta. Por ser de esos días donde sí que seremos ese jugador número 12. El 12, 13, 14 y hasta el 25. Todos seremos todos. Todos seremos uno. Porque queremos despedirnos bien de esa que ha sido nuestra casa durante 50 años. Para hacer que el primer partido en la nueva, ese nuevo Metropolitano (Wanda paga pero nada más) nos haga entrar con esa misma sonrisa de oreja a oreja los dos días que también marcaremos en rojo. Aún no sabemos cuándo. Aún no sabemos cuáles. Pero lo sabemos.
Somos un equipo especial. Puede que haya más equipos especiales. Puede que para cada aficionado el equipo especial sea el suyo. Pero quien conoce a este equipo, y cuando digo conocer me refiero a saber algo de su historial, por alguna razón, queda marcado. Eso no lo hacen todos los equipos. Eso sólo lo hacen los equipos especiales. Como el nuestro. Así ha sido. Así es. Así será. Contigo hasta el final.
AÚPA ATLETI.