Las Copas

Estos últimos diez días han sido los días de las Copas. Primero, la Copa del Rey de baloncesto. Luego, la vuelta de la Copa de Europa. Empezando por el principio, se ha demostrado de nuevo que la Copa del Rey de baloncesto es lo más interesante antes de los playoffs. Aunque la mayoría de los equipos siempre son los mismo, nunca sale la cosa como se espera. ¿Alguien esperaba que el Madrid de las remontadas pudiera caer como cayó ante el empuje de un sólo jugador? A pesar de existir la maldición del campeón, ¿alguien veía capaz a Estudiantes de eliminar a DKV?. Tras dominar al Madrid ¿se esperba alguien que el Barcelona cayera con el TAU, no porque perdiera, sino por como lo hizo? La respuesta a todas esas preguntas es la misma. No. Fue una copa curiosa. Ha sido la copa de los derbies. El primero, el clásico por excelencia. Real Madrid - Regal Barcelona. El segundo, el azulejero. TAU Vitoria - Pamesa Valencia. El tercero, el del sur aunque podría haber sido el de las cajas. Unicaja de Málaga - Kalise Gran Canaria, en una época llamado Cajacanarias. Y el cuarto, el asegurador. MMT Estudiantes - DKV Joventut. La verdad es que los cuatro partidos estuvieron muy parejos y emocionantes. Salvo el último cuarto del Unicaja - Kalise. Y en semifinales, partidazo entre malageños y madrileños mientras que en la semifinal estrella, el TAU fué mucho equipo para el Barcelona que no pudo o no supo contrarrestar el potente juego baskonista. Pero lo malo no es que tenga un potente juego. Es que lo tiene por fuera y por dentro. Contando además con un Pete Mickeal en estado de gracia que ayuda, tanto por dentro como por fuera. Y qué decir de la final. Si la de Pekín fué la mejor de una Olímpiada, la del domingo, sino la mejor, no le falta mucho. Espectáculo para la vista, para los analistas, para los comentaristas. Para todos. Ganó el TAU porque ya se sabe que el baloncesto es un deporte donde juegan cinco contra cinco y, en la Copa del Rey, siempre gana el TAU.
En cuanto al fútbol, pues bueno. Nos las prometimos muy flices cuando colocamos a todos nuestros equipos en octavos pero resulta que no ganamos ni un sólo partido. Entre la desisdia y la impotencia, se nos ha esfumado la idea de llegar al partido de vuelta con alguna eliminatoria un poco decantada. Tenía más ventaja el Barcelona por el hecho de jugar la vuelta en casa. Pero ni aun así. Empató a 1 y gracias. Con un juego ramplón que dista mucho de ser ese que enamoró hace dos meses. Hay quien dice que es por la presión a la que le están somentiendo en la Liga. Claro, que los que dicen eso, que se supone que son los que meten esa presión, hicieron un ridículo supremo en su partido. Que un equipo del talle y la enjundia del Madrid no sea capaz de llevar el ritmo del partido en su casa aunque delante tenga al Liverpool, dice muy poco de lo que puede llegar a hacer. Da la impresión que Juande sabrá mucho de jugar en UEFA, pero en Copa de Europa, las cosas son diferentes. Fue incapaz de responder a un partido de músculo, aunque definió el tío con más clase que había en el campo, que planteó el equipo de Benítez. El Villareal perdonó demasiado y eso que se debió ver con un gol en contra antes de lo que fue en realidad, ya que Diego López detuvo un balón dentro de la portería. igual eso les hubiera hecho empezar a afinar la puntería. Tuvo que ser de penalty, en una jugada en la que Rossi hace falta al defensa que luego zancadillea a Pires, como empató. Y Grecia no es un lugar como para irte a jugar las habichuelas europeas. Yen cuanto a l Atlético de Madrid, ¿qué decir? Pues más de lo msimo. Empieza fuerte, marca pronto y se diluye como un terrón de azucar en el café. No sabe dominar un partido tampoco. Si metes el primero, has de controlar el juego para que el segundo llegue lo más rápido posible. Y luego, si eso, bajas un poco el pistón pero sin descuidarte. Lo malo que tiene este equipo es la defensa. Si Seitaridis pierde la posición con más rapidez que Solbes la vegüenza, el resto de defensas ha de bascular a esa zona, a menos que uno de los pivotes ocupe el puesto de uno de los centrales y Antonio López no se vea obligado a cerrar tanto. Creo que leo falló en el primer gol aunque luego salvó un par de ellos. Lo malo es que la delantera atlética no pudo saber si el fallo del portero portugués en el gol de Forlán fue un espejismo o es que era así de malo. y no lo supo porque no se tiró a puerta en toda la segunda parte. Sólo dos tiros y desviados. Por poco, pero fuera.
A sufrir en la vuelta. No queda otra.